Falta poco más de cinco meses para que nuevamente seamos llamados a las urnas. En el 2023, en muchas comunidades autónomas se celebrarán elecciones y en toda España se renovarán las corporaciones locales; será la décimo segunda vez que se celebran elecciones municipales desde 1979. En las salas de máquinas de los partidos hace tiempo que se trabaja en algo tan complicado como es la confección de las listas electorales que, de un tiempo a esta parte, tienen un añadido más de dificultad para elaborarlas, al tener que incluir de forma alternativa a hombres y mujeres. Son las llamadas listas cremallera.

En Córdoba, tanto el PP como el PSOE tienen bastante claro sus candidatos. Algo de suma importancia al condicionar, en buena medida, el resto de la candidatura. Los socialistas han echado mano de Antonio Hurtado quien, según confesaba a ABC sabe qué hacer y cómo tocar las teclas necesarias para salvar dificultades. Tiene conexiones importantes, aunque ahora la Junta de Andalucía no está en manos de sus correligionarios y, si los populares actuasen como hicieron los socialistas en su largo periplo de mandato, con los ayuntamientos que no eran de su color político, lo tiene crudo, muy crudo. El PSOE, aunque mejor sería decir el sanchismo, gobierna España, al menos hasta finales del año próximo en que hay elecciones generales y podría ser que cambiasen las cosas. La elección de Hurtado para encabezar la candidatura socialista a la alcaldía de Córdoba parece ser la única alegría, en medio de notables revolcones, que se ha llevado el secretario general de los socialistas andaluces, Juan Espadas. En otras capitales de provincia los candidatos oficialistas no han contado con el apoyo de la militancia. Algo que también ha ocurrido en ciudades no capitalinas, pero de relieve. Las aguas siguen revueltas en el socialismo porque el susanismo sigue gozando de vitalidad, aunque parezca que está fenecido.

EL PP tendrá a José María Bellido como cabecera de cartel y no parece que haya muchos problemas para confeccionar la candidatura, más allá de las dichosas cremalleras y de los egos de quienes aspiran a mucho más de lo que les pueden ofrecer. Son las ventajas que se derivan de disfrutar del poder y estar ante unas perspectivas electorales halagüeñas.

Por lo que respecta a otras candidaturas la situación difiere mucho. Ciudadanos, que contaba con cinco ediles al comienzo del mandato, está en trance de desaparición. Vox, por el contrario, parece contar con un electorado que se confirma en sus posiciones, aunque el conflicto con Olona, tras el fiasco de las autonómicas andaluzas, no le beneficia. Por último, está lo que se llama la izquierda de la izquierda -eufemismo para no señalarlos como extrema izquierda al igual que se hace con la extrema derecha- y que, como en otras ocasiones, anda buscado una nueva denominación. El Partido Comunista pasó a ser Izquierda Unida, que mantuvo sus siglas cuando no cuajó la coalición con los podemitas, que ahora parece ser que se llevará a efecto, añadiendo a Equo y Más País. Lo que no tiene visos de aparecer es lo que lleva meses tratando de promover Yolanda Díaz y que no cristaliza.

(Publicada en ABC Córdoba el viernes 16 de diciembre de 2022 en esta dirección)

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